martes, 20 de marzo de 2012

Sinceridad, suerte, vida, muerte y otros detalles

Querido lector,

Escribo desde la experiencia y transmito todo lo que puedo, pero nunca olvidemos que la mejor lección es la de la vida. Hasta que uno no lo vive, no lo sabe con certeza.

Siempre he acostumbrado a decir las cosas. Todo lo que pienso, sin tapujos y cada vez con menos rudeza y más tacto. Sin embargo, he aprendido que esto no siempre es bueno. Me he dado cuenta de que la sinceridad, cosa que yo aprecio, es algo de lo que la mayoría desconfía porque el dicho "piensa mal y acertarás" ha abducido a la población.
Pero yo sé, que si la persona es verdaderamente sincera... uf! Eso es lo más valioso que puedes encontrar, porque como bien digo, SÉ que se puede encontrar.

Al margen de esta reflexión sobre la existencia de la profunda sinceridad, mi intención era contarles queridos lectores, que no siempre la sinceridad y el decirlo todo es el mejor camino.

Me he dado cuenta de que decir todo lo que pienso y sin tapujos es algo que sólo ciertos preciados seres humanos son capaces de valorar, asimilar, creer... o como quiera llamarlo usted. ¿y a los demás? Una sonrisa, unas palabras correctas y todo aquello que quieran oír. A fin de cuentas, si quieren una versión, dales lo más parecido a ella, pero nunca pelees con un muro de piedra; terminarás lastimándote.


Quizás no es el mejor consejo, pero paralelo a esto, me sirve para recordarle señor, que la suerte es finita.
Que uno termina por confiar tanto en ella que termina perdiéndose por creer en algo inconsistente y es que, la suerte es demasiado insegura para planes.

Para terminar esta entrada, un simple favor:
Por favor querido lector, no olvides que la suerte la construye uno mismo y a la vez que esto ocurre, uno mismo crea su propia VIDA.


 

lunes, 5 de marzo de 2012

Por ahí encontré...

Se lo vi a una amiga de una amiga escrito.
Me ha gustado mucho.

"El libro de la risa y el olvido" - Milan Kundera

" La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. "

domingo, 4 de marzo de 2012

Me halaga


Que vuelvan a entrar los primeros rayos de sol por la ventana y los paseantes más madrugadores sean lo primero que oiga al despertar. Que el calor del verano se cuele en el cuarto y me ahogue en sonrisas de placer.

Unas rosquillas untadas en café y que se me escapen gotas de esa bebida mañanera por las comisuras de la boca.

Encender de mientras un par de velas y poner a cantar a un grupo cubano mientras poco a poco me voy despertando.

Apoyar el café en la mesa y cigarrito en los labios, enseñar al barrio mi pijama desde el balcón no sin ser consciente de que nadie levantará la vista a este segundo piso.

Y entonces, esas ganas locas de girar sobre mí misma y bailar dando palmas hasta estar lista para salir a pasear por la ardiente ciudad.


Cuántas ganas! Y al mismo tiempo que no vuelva nada de eso...

Sino que comience la próxima aventura.


Por algo me dijeron inquieta, por algo me llamaron alegría. Si lo hicieron, fue por eso, por quién soy.

viernes, 2 de marzo de 2012

02.03 o quizás sea 03 del 02, ¿Qué más da?

La cosa es:

India, Julio de 2012.

El tren para en la estación.
Gallinas, cabras, aves exóticas enjauladas, mujeres con niños, hombres... todos bajan en fila india, y nunca mejor dicho. Entre el gentío, una rostro de tez clara llama la atención entre aquellas gentes. Mira a todas partes sin perder detalle, sin creer estar viviendo lo que ven sus ojos. Denota asombro, curiosidad y su corazón late con ganas de conocer ese mundo tan distinto al suyo.
El idioma natal se mezcla con un inglés de acento marcado pero la bulla de la estación no la deja concentrarse en las conversaciones que vuelan de un lado a otro.

Está asombrada y el corazón le late tan aprisa que apenas se ha percatado del hedor y del sofocante calor que la rodea. Su mente viaja mucho más allá de lo físico.

Con la mochila a cuestas, sale a empujones de la estación con una sonrisa en la cara y los pulmones llenos de aire para sumergirse entre las calles de la India.

Por de pronto, decide sentarse en una esquina para sacar una hoja con indicaciones que necesita para llegar a su destino, pero antes, unos minutos de reflexión:

Apoya los codos en las rodillas y se sujeta la cabeza entre las manos. Con la barbilla levantada, cierra los ojos y respira hondo: necesita armarse de valor para recordar.
Enseguida recuerda aquel señor que deseaba que hiciera el viaje. Sonríe al imaginarse su alegría cuando reciba todas las cartas que piensa escribirle dese allí... De pronto su rostro se endurece al recordar aquel cuarto, al recordar aquel chico... Aquel chico de ojos marrones y sonrisa apagada. Todas las tardes iba a su casa, a su cuarto a saludarlo.
Ella tan sólo tenía 14 y el 23, pero le contaba lo que había hecho en la escuela. El se reía al recordar sus antiguos profesores de la escuela y su padre, desde el marco de la puerta se le hinchaba el corazón de amor al ver feliz a su hijo. Más adelante, dejó de ir acudir a diario a aquella casa, ya no estaba él para escuchar sus anécdotas escolares.

Ahora el mismo padre que los observaba desde la puerta sonríe en su casa pensando en la niña que está cumpliendo el papel de su hijo. Que está siguiendo sus pasos.

La niña en realidad ya no es una niña, ha crecido, es una señorita. Ella es una mujercita que está en la India, al igual que lo hacía su amigo de la infancia hasta que le detectaron leucemia.

Es cierto que él se fue, pero aun queda algo de él en la tierra. Ella es la prueba viviente de ello y el consuelo para un padre que perdió su bien más preciado.




*Historieta con mucho de real.