-"Es un secretito. Y los secretos, si quieres que sigan siendo secretos es mejor no contárselos a nadie."
No había atisbo de duda en sus ojos. Se reafirmaba con cada palabra y con cada argumento. No pensaba soltar prenda.
Martín lleva semanas absorto en sus dibujos. Había dejado de ir a jugar al parque y sus únicos amigos eran papel y lápiz. Dibujaba en los bordes de los periódicos, en cuadernos de dibujo, en los deberes de clase... y sólo dibujaba peces.
Peces de todos los colores, de todos los tipos. Algunos los dibujaba en el agua rodeados de estrellas de mar, otros picando un anzuelo y otros simplemente dibujaba un boceto y los dejaba sin acabar.
Lo cierto es que me exasperaba y me preocupaba al mismo tiempo esta nueva obsesión por los peces. Por lo que sé, esta actividad podría ser una vía de escape, una forma de canalizar una angustiosa preocupación.
"Quizás los problemas de casa le afecten" pensaba yo, aunque el "quizás" lo obviaba muchas veces. En nuestro humilde piso a las afueras de la capital no faltaban los problemas. A mi hijo mayor le diagnosticaron leucemia hace escasos meses, justo después de que a mi marido lo despidieran. Yo trabajaba como secretaria en una empresa mediocre que no pudo hacer frente a la crisis y tuvo que cerrar. Fueron tres golpes fuertes y el cierre del servicio de oncología del hospital más cercano fue otro punto en nuestra contra.
Ahora que cae la noche, y el sol ha dejado de ahuyentar las penas, me encuentro en el salón de casa de mis padres -ya que del nuestro nos desahuciaron el mes pasado- y miro los platos sobre la mesa en los que hace un rato descansaban unas tristes hojas de lechuga que había podido comprar con lo poco que nos queda. A mi derecha Martín sigue dibujando peces en una servilleta de papel y a mi izquierda mi marido mira taciturno la televisión en la que salen políticos y dirigentes del país solidarizándose con el resto del país -parado y en situaciones críticas- mientras te enseñan en una tablet, igualita a la que le han regalado a sus hijas, estadísticas mezcladas con palabrería y promesas baratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario