Los que no me conocen dicen que hablo mucho. Los que me conocen dicen que callo demasiado, que pienso demasiado. Me dicen que miro mucho a los ojos, que siempre estoy atenta a lo que pasa alrededor.
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(Roy Liechtenstein) |
Antes yo también era como esas personas que preguntaban "¿en qué piensas?" pero descubrí algo más entretenido que esperar una respuesta a esa pregunta: adivinarla.
Me empecé a fijar en las miradas, en los tonos de voz, en las cejas levantadas y también en esos detalles que sólo son perceptibles para el más minuicioso observador.
Cada persona es un mundo. Piensa de forma distinta, actúa de forma distinta y sin quererlo, expresa sus opiniones con sus gestos particulares. Siempre distintos.
Pero si callas, si observas, si escuchas, si deduces, si no das nada por sentado... entiendes cada mundo. Sabes cuando alguien miente, cuando alguien trama algo, cuando alguien no está de acuerdo, cuando alguien está ilusionado. Y sólo cuando percibes todo esto, sabes cómo contrarrestarlo. Entiendes que una sonrisa puede curar un mal día, que un halago puede apaciguar un mosqueo, que un par de oídos que escuchen son sinónimo de una vía de escape y entonces, y sólo entonces, puedes utilizarlo a tu favor. Puedes hacer tu entorno un lugar mejor. Puedes dar a alguien unas palmaditas en la espalda sin terciar palabra, o puedes preguntar si necesita un café. Puedes anticiparte y ayudar a restarle importancia a un problema o puedes simplemente quedarte en silencio junto a quien lo necesite.
No debes esperar a que nadie lo haga por ti, porque pocos son los que miran, pocos son los que atienden y en definitiva son pocos los que se interesan por los demás. No obstante, recuerda que tu alrededor es parte de ti y que una relación agradable viene siempre mejor que una desagradable. Por eso, sonríe, saluda, da los buenos días. A tu compañero de trabajo, al jefe, a tu familia, a tus compañeros de piso, a la vecina... y sobre todo sonríe y saluda al autobusero, al taxista, al recepcionista, al portero... porque algo que para uno no es nada, para otro ya es algo, y quizás hasta sea mucho.
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