sábado, 7 de enero de 2012

Odio las despedidas.

Nacemos y ya nos estamos despidiendo. Decimos adiós a la calidez del vientre materno, a la pequeña burbuja calentita en la que estábamos... Adiós a la protección...

Es muy pronta la primera despedida. Y las despedidas son muy amargas, dolorosas, incómodas, asfixiantes...
Creo que nacemos de una materia increíblemente dura y resistente, porque las despedidas vienen y van en nuestras vidas, desde el principio, hasta el final.
Y las aguantamos. Una a una. Desde la más dolorosa hasta la más insignificante.
Desde un "agur" hasta un "hasta nunca". 

Cómo ablandecen la persona estas cosas....

Gero arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario